domingo, 5 de mayo de 2013

[Fanfic] Digimon - PARALLELxCrosseD




¡Las cosas se ponen HOT! Ah, como no siempre alcanzo a poner todo en el summary, debo decirles que esta historia es AU (en el primer capítulo salía, pero a partir del segundo he tenido que quitarlo por falta de palabras XD) No se asusten por la cantidad de palabras de éste, que hay como tres hojas de puros comentarios aparte (míos y reviews) por si acaso XD
¡Otra cosa! El rating irá subiendo de a poquito :P ¡Ya estamos en K+ xD!
Como lo prometí, este capítulo será más "slice of life", o sea más ligerito en contenido, ya que parece que en el anterior me excedí con tanta información XD Ahora sí, el último anuncio: aparecerán más personajes a lo largo de la historia (tales como Kou).

:: PaRALLEL x CrosseD ::

Capítulo 3: "Itazura ~ PAIN"

Takeru daba vueltas por su cama de un lado a otro. Ayer le había prometido a todos que apoyaría a la castaña pero ahora, pensándolo bien, no tenía idea de qué tenía que hacer para conseguirlo. Yamato veía divertido cómo su hermano pequeño se agarraba la cabeza y se desordenaba el cabello desesperadamente. Le tiró un cojín para llamar su atención, que lo golpeó en las costillas.

"Ya deja de comerte la cabeza, simplemente actúa como siempre, naturalmente. Creo que eso es suficiente" - ¿Como siempre? Takeru no tenía idea de cómo era cuando estaba con ella, el intento de su hermano por tranquilizarlo comenzaba a tener el efecto contrario.

"Aah... no lo sé, pienso que debería de hacer algo más" – ocultó la cabeza detrás del cojín que su hermano le acababa de lanzar.

Yamato río – "Sólo preocúpate de estar al lado de ella. Ayer con Sora logramos convencer a Taichi de que un cambio de ambiente le iría bien, así que nos vamos a la casa de unos familiares por el fin de semana. Hikari se siente mejor pero no tanto como para salir, así que tú la cuidarás. Volveremos mañana en la tarde. Adiós" – hizo un gesto con las manos de despedida antes de desaparecer de su cuarto.


1… 2… 3… 

"¿EEEH?" – cuando reaccionó, su hermano ya se había ido. Pero alcanzó a percatarse de una nota colgada en la puerta de su casa. Reconoció de inmediato la desastrosa letra del mayor de los Yagami y tras darle una rápida leída comprendió que: si se atrevía a tocar a su hermana lo mataba, si la espiaba mientras se bañaba o cambiaba también lo mataba, si tenía algún pensamiento impuro con ella, obviamente, también lo mataba. El rubio sintió una gotita caer por su sien, al menos al final del recado le decía que si se portaba bien, le traería algún souvenir.

Aunque, un segundo, ¿cómo iba a saber si hacía algunas de esas cosas? Un escalofriante pensamiento recorrió su mente, y de un momento a otro comenzó a revisarse por todos lados en busca de alguna clase de cámara o micrófono o lo que fuere, incluso giró sobre sí mismo a ver si lograba pillarse algo en la espalda, todo bajo la atenta mirada de la castaña… ¿EH?

"¡HIKARI!" – gritó sin querer producto del susto, buscando con la mirada algún hoyo en el piso para poder esconder su vergüenza. En ningún momento reparó en el hecho de que la puerta vecina estaba abierta y muchos menos de que la castaña estaba justo a su lado.

"Taichi no es tan sicópata como para poner cámaras para vigilarte" – Si ya antes tenía las mejillas encendidas, ahora éstas estaban definitivamente rojas, mucho más rojas de lo que jamás estuvo la nariz de Rudolf. Ella no aguantó más la risa, pero él, en vez de indignarse sonrió al escucharla, era curioso lo mucho que lo tranquilizaba ese sonido. Además, tenía que aceptar que había hecho el ridículo, eso le pasaba por ver demasiadas películas de espías durante la noche para pasar el insomnio. De a poco fue relajándose, alegrándose de por fin poder verla. Aunque externamente no demostró mayor preocupación, la verdad es que la había extrañado, demasiado como para poder admitirlo.

Ni siquiera ayer que hizo lo imposible por entrar a la casa, a costa de derribar la puerta pudo verla. Luego de creer que Ichijouji les había hecho algo, tocó el timbre inseguro: no recibió respuesta, su mente empezó a maquinar los peores escenarios. Insistió, estuvo a punto de lanzar el macetero que tenían como motivo decorativo hasta que se encontró al otro lado con la cara de pocos amigos del castaño. Visiblemente agotado, sin consideración alguna, despachó al rubio fuera de su hogar, alegando que tenía las hormonas demasiado revolucionadas para ir a hablar con una persona convaleciente.

Quitando esa escena de lado se dio el tiempo de apreciarla. Los vestigios de su malestar eran mínimos, dando a entender que pronto le darían el alta (traducción: Taichi al fin la dejaría salir). Eso sí, una parte de su mente le aseguro que aunque la castaña hubiera estado con el rostro amarillo, ojeras kilométricas y el cabello graso, él la habría encontrado bonita igual. Arg¿qué cosas estaba pensando? En realidad, ¿por qué le incomodaba eso? Él sabía que Hikari era bonita «preciosa» (ignoró olímpicamente ese pensamiento) desde el día en que llegó. Las manos comenzaron a escocerle, deseosas de poder envolverla en un abrazo y comprobar que era real, que ella realmente estaba frente a él. Se dio una cachetada y repasó las advertencias de Taichi mentalmente para reprimir sus impulsos.

La castaña se revolvió algo incómoda en su posición al sentir la mirada del rubio en ella. Desvió los ojos ligeramente, pero no lo suficiente como para no poder notar que él seguía analizándola. Quizás debería de haberse colocado algo más encima, esos orbes azules parecían tener la capacidad de ver a través de ella. Hasta ahora, si era sincera, no se había dado el tiempo de fijarse bien en el, ya no tan, recién llegado. No se trataba de que no hubiera notado lo increíblemente guapo (calla Hikari, calla) que se había puesto su amigo de la infancia, simplemente, las feromonas de él no hicieron mella en sus sentidos hasta… hasta ahora.

Takeru podría haber seguido en su batalla mental, pero cambió la cara de inmediato al percatarse de lo colorada que estaba ella.

"Casi me matas de un susto. ¿Estás segura que puedes salir? Y…. ¿vestida así? ¡Hasta parece que te ha vuelto la fiebre! ¡Estás roja!" – tenía los pies descalzos y encima del pijama, un sweater sobre los hombros que no se veía precisamente muy abrigador. Sin preguntarle, colocó una mano en su frente, provocando que la temperatura de ella subiera aún más.

"Y yo que pensaba que sin mi hermano encontraría un poco más de libertad" – se lamentó la menor, recuperando la compostura antes de que él siguiera insistiendo. Escondiendo el leve deje de decepción que sintió al ver que él no había reparado en el real motivo de su incomodidad.

Él rió levemente al escucharla – "¿Ya almorzaste?" – La castaña negó con la cabeza – "Entonces te haré algo"

Ella lo detuvo y lo miro con los ojos muy abiertos – "¿Sabes cocinar?" – casi se lo gritó.

"Por supuesto que sí, ¿qué te crees que soy?" – replico haciéndose el ofendido. La castaña sintió que las mejillas le ardían, para ocultar su vergüenza miró el suelo. Le faltaba brillo, cuando tuviera tiempo se encargaría de encerarlo.

"Es que… cada vez que mi hermano intenta cocinar, o le quedan las cosas crudas, muy saladas o dulces, o simplemente se le queman. Tienes que entenderme"

"Pero mi hermano si cocina" –recordó. Ella le dio toda la razón y se disculpó por su olvido, también por haber dudado de sus habilidades culinarias.

Takeru se propuso hacer que la comida le quedara especialmente deliciosa para impresionarla, así nunca pondría en duda sus cualidades hogareñas. La castaña se terminó su plato en un dos por tres alegando que hace días que no probaba algo decente, porque la tenían con una dieta a base de sopa de arroz o caldo de pollo. Eso sí, agradecía que Sora los hubiera ido a visitar seguido, si no, corría peligro de intoxicarse con las preparaciones de su hermano.


El trío llegó a la playa sin contratiempo alguno, Taichi fue el primero en pisar la blanquecina arena mientras se quitaba toda la ropa hasta quedar en un short con estampados hawaianos. Los otros dos negaron divertidos al verlo zambullirse en el agua cristalina y desaparecer detrás de las olas. El sol ya no pegaba tan fuerte, estaba ideal para bañarse. Lástima que Mimi hubiera rechazado la salida a última hora. El ojiazul decidió que la llamaría más tarde para pedirle explicaciones, solo como amigos, sí, solo eso.

"Sora, ¿no crees que está tardando demasiado?" – preguntó el rubio preocupado.

Ella consultó su reloj, ¡ya habían pasado 3 minutos desde la última vez que lo vieron! – "Tal vez está oculto detrás de una roca, para hacernos una broma" – dijo no muy convencida.

Para su alivio pronto vieron la melena de Taichi asomarse, pero algo extraño pasaba, el moreno parecía luchar por salir, chapoteaba, se hundía y al rato después volvía a salir respirando grandes bocanadas de aire, por fin pudo pedir ayuda, no obstante, después todo fue silencio, ¡había desaparecido!.

Sora se tomó la cabeza intentando aguantar la desesperación que comenzaba a invadirla, justo en el momento en que Yamato se quitaba la camiseta y se metía en el agua. La pelirroja contuvo la respiración unos segundos, esperando que no fuera nada grave, sino ¿qué le diría a Hikari? Se supone que venían a pasarla bien, sobre todo él, ¡y pasaba esto! No, no, no podía ser tan negativa, tenía, digo, tenían que volver. ¡Aún había demasiado cosas que no le decía!

Ahogo un grito cuando vio una melena rubia asomarse, aunque pronto su emoción se fue a los suelos, Yamato tenía el ceño fruncido, evidentemente inquieto, inspiró una buena cantidad de oxígeno antes de volver a zambullirse. Sora maldijo por dentro el que hubiese decidido invitar al castaño a la playa en una fecha tan poco frecuente, no había más bañistas ni tampoco salvavidas a la vista. ¿Por qué se demoraban tanto? ¡Tenía que hacer algo! No podía quedarse ahí parada sólo esperando.

En el mismo momento en que Sora comenzaba a girar sobre sus talones para ir a pedir ayuda, vio salir a sus dos mejores amigos del agua. Los brazos del castaño recorrían los hombros del ojiazul a modo de apoyo, la pelirroja corrió para ayudarle a traer a Taichi hasta la orilla, ignorando que los jeans se le mojaran en el transcurso. Con dificultad lo recostaron en la arena. No reaccionaba, parecía estar inconsciente.

Sora miró a Yamato en busca de respuestas, él negó quedadamente – "Estuvo mucho rato bajo el agua, tenemos que actuar o…" – guardo silencio unos segundos, antes de agregar – "…podría morir ahogado" – La pelirroja se llevó las manos a la boca mientras movía la cabeza, esto no podía estar sucediendo. Él le tocó suavemente el hombro para tranquilizarla, aunque él mismo no parecía estar muy bien, de pronto su rostro se iluminó – "¡Sora! Tú sabes hacer RCP, es ahora o nunca, tienes que darle respiración boca a boca" – le dijo seriamente.

Tuvo ganas de negarse, de decirle que era una locura mientras sentía las mejillas encendidas, pero el rostro de Yamato no daba lugar a duda alguna. Tenía que actuar rápido, la vida de Taichi corría peligro y ella no podía demorar tiempo pensando en estupideces. Tomó aire varias veces mientras recordaba el procedimiento básico: extendió su cabeza, y elevó el mentón, colocando ambas manos en el esternón, comenzó a comprimir su tórax con rapidez. Cumpliendo el número recomendado, era hora de asistirlo con la respiración. Tragó saliva al momento que descendía su cara lentamente, sintiendo que estaba más roja que un tomate, cerró los ojos con fuerza para no seguir mirando los labios del moreno, o no podría seguir avanzando.

Lo sabía, estaba a punto de llegar a su boca, reunió oxígeno en sus pulmones pero antes de que pudiera iniciar con el procedimiento, sintió un chorro de agua estrellándose contra su rostro. Abrió los ojos sin saber qué pensar, sólo para encontrarse a centímetros de un sonriente Taichi. ¡Era otra de sus bromas! Se separó al instante, poniéndose de espaldas para ocultar su vergüenza. «Idiota, idiota, idiota» repitió en su cabeza

Los escuchó reír ante el éxito de su pequeña broma, ella no lo encontraba para nada gracioso. Los dos pararon al rato debido a su mutismo, se miraron a los ojos, sintiendo que la culpa comenzaba a aflorar. Era la primera vez que la pelirroja se ponía así ante una de sus travesuras, bueno, quizás se habían pasado un poquito. El castaño codeó a su compañero de diabluras para que dijera algo, éste le respondió con el mismo gesto, estuvieron así unos minutos hasta que notaron que ella temblaba ligeramente. Se detuvieron en seco.

Taichi tosió bien fuerte para captar su atención, también fue la señal que usaron para ponerse de rodillas y ocultar el rostro entre ellas a modo de disculpa.

"Perdónanos Sora, somos unos imbéciles" – dijeron al unísono cerrando los ojos a la espera de que ella desatara su rabia contenida. Pasaron los segundos y nada, Taichi abrió uno con lentitud, luego volvió a cerrarlo al notar por la posición de sus pies que ella estaba justo frente a él, bajo aún más la cabeza por si lo golpeaba, pero nada. Sin poder aguantar más esa tensa situación, levantó el rostro dispuesto a enfrentarla, sólo para encontrarse con los brazos de ella, rodeándolo a modo de abrazo. Se quedó de piedra, y miró a Yamato en busca de ayuda, él se limitó a sonreírle picaronamente. No entendía nada, absolutamente nada.

"¿So-sora?" – tanteó. No podía verle la cara, la tenía oculta en su pecho. Ahora que se daba cuenta, estaban muy cerca, no era como si fuera la primera vez que estaban así, después de todo eran grandes amigos desde hace tiempo, pero el ambiente, toda la situación en sí, era muy distinta a lo habitual. Tragó saliva con dificultad, deseando que su rostro no revelara lo nervioso que se sentía, menos teniendo en cuenta que Yamato los miraba muy atento. «Maldito, maldito y chorrocientas veces maldito».

"Vas a tener que recompensarme de alguna manera, Yagami Taichi" – Sora al fin le daba la cara, sin embargo, al decir aquello no uso el tono de siempre, ese de amigos de toda la vida, al contrario, era uno que imponía respeto, uno que anunciaba PROBLEMAS en letras grandes y amarillas. Sabía que empezaba a sudar, antes deseaba de todo corazón ver el rostro de la pelirroja para comprobar si lloraba, pero ahora que tenía ese par de ojos mirándolo fijamente, habría dado lo que sea por cambiar de lugar.

"¿A-a q-qué te re-refieres?" – logró articular, poniéndose más tieso que una plancha al sentir que la pelirroja se apegaba más a él. Eso despertó otro tipo de alarmas en su organismo.

"No lo sé, dímelo tú" – Se separó un poco, el castaño se dio el permiso de respirar aliviado, sin embargo, no debió de haber cantado victoria tan rápido, porque Sora empezó a abanicarse usando el escote de su camiseta de tirantes. Taichi hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para no mirar, para concentrarse en otras cosas. Nuevamente probó a pedir ayuda al ojiazul, éste miraba en otra dirección intentando aguantar la risa – "Ustedes podrían darme alguna idea, después de todo, parece que Yamato y tú tienen un montón dándoles vuelta en la cabeza" – Sólo tras escuchar su nombre, el rubio dejó de reír.

Ambos empezaron a estrujar su cerebro en busca de algo que a ella le gustara. Cansada de escuchar sugerencias como "te prestó mi balón autografiado con la firma de Pelé" o "te escribo una canción diciendo lo genial que eres", se armó de valor para poner en práctica algunas cosas que Mimi le había enseñado.

"Quiero que Taichi sea mi esclavo durante este fin de semana" – dijo firmemente, mostrando una seguridad que en verdad no sentía tener – "Tú primera tarea será echarme el bloqueador" – ordenó colocándose de guata en la toalla después de quitarse la ropa y quedar con sólo el bikini puesto. De esa forma, ninguno de los dos podía verle el rostro y tenía tiempo suficiente para calmarse. Aún no asimilaba que las últimas palabras venían de sus labios.

«¿Qué? ¿QUÉEEEE? ¿Era esa Sora? ¿Su Sora? Bueno, no era de él, no en ese sentido… ¡Argh! ¿A quién demonios le estaba intentando dar explicaciones?»

Taichi miró de inmediato al ojiazul en busca de socorro por enésima vez en el día. Yamato, como buen amigo que era, lo tiró a los leones: le dio un empujón lo suficientemente fuerte para dejarlo clavado en la arena justo al lado de la pelirroja.

"Te estoy esperando" – espetó ella mientras le entregaba la loción. Taichi giró el rostro para lanzarle maldiciones a Yamato sin emitir sonido alguno. El ojiazul tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no reírse en su cara y con ello, ser víctima del temperamento de Takenouchi. Despidiéndose con un gesto de la mano, se fue dejándolos solos. Con amigos como ese, mejor se compraba un perro.

"¡Taichi!" – llamó la pelirroja en un tono severo que le recordó a su madre cuando lo regañaba. Bajó la vista unos segundos pero alejó de inmediato el recuerdo de su mente. Giró el rostro como un robot, reticente a cumplir la tarea impuesta.

Tomó el bloqueador y se aplicó un buen chorro a cada palma. Tras frotarse las manos, se quedó un rato estático, un rato bastante largo, en donde una gota que iniciaba en su sien logró caer hasta perderse en su mandíbula sin que él moviera un solo músculo. Tragó con dificultad al notar sus curvas, ¿de verdad tenía que hacer eso? ¿Echarle la loción por todo el cuerpo? Movió la cabeza de un lado para otro recriminándose mentalmente, Sora era su amiga, su mejor amiga. No era posible que tuviera ese tipo de pensamientos sobre ella. Inhalando todo el aire que podían aguantar sus pulmones, inició la ardua labor impuesta, ardua porque tenía que hacer acopio de toda su cordura para no sufrir un derrame nasal de proporciones, y es que… ¿en qué momento la pelirroja se había desarrollado tanto? ¡TANTO! Golpe mental, comenzaba a hablar como un viejo verde. Debía ser el sol, sí, era la única explicación posible.


En la tarde, Miyako y compañía llegaron de visita bajo petición expresa de la dueña de casa, quien alegaba que se había aburrido como ostra esos días de reposo. Al verla, la pelimorada no aguanto las ganas y se abalanzó sobre la castaña, si no fuera por la rápida acción de Wallace, ambas habrían perdido el equilibrio, cayendo estrepitosamente en el suelo.

Los recién llegados ingresaron con dos bolsas cada uno a la cocina, llenas de golosinas, bebidas y otras cosas, cortesía de los padres de Miyako, quienes tenían un pequeño supermercado que abría las 24 horas del día. Eso sí, había un cargamento extra, oculto en la mochila de Daisuke, el cual habría puesto a cualquier padre en alerta.

Mientras todos conversaban y reían, se escuchó el timbre. Al otro lado de la puerta encontraron a Ken, un poco sorprendido de verlos a todos ahí, accedió a quedarse un rato más disfrutando del relajado ambiente. Takeru notó que ya no llevaba tantas vendas. Ninguno sacó a relucir el hecho de que tuviera 'permiso' de visitar a la menor pero no de ir a clases.

De un momento a otro, Wallace codeo al rubio y con la cabeza le indicó que mirara hacia donde estaban Hikari y Ken. Nadie se había percatado de que ambos estaban un poco más rezagados del grupo, el pelinegro parecía estar intentando convencerla de algo pues la castaña negaba una y otra vez sin mirarlo.

Aprovechando que Miyako y Daisuke estaban ensimismados viendo quién tenía más puntos en el Karaoke, Mimi se sentó al lado de su hermano.

"Desde que los conozco que pienso que esos dos están envueltos por un halo de misterio. Tampoco es la primera vez que los veo secreteándose. Ojalá supiera cómo leer los labios" – achico los ojos a ver si conseguía algo – "Di… di" – al final se rindió y decidió ir a hacerle compañía a Miya y Daisuke, le quitó el micrófono al último y eligió una canción titulada "I Wish", que su amiga acompaño con aplausos y gritos de fan desquiciada.


Wallace en cambio, llenó dos vasos con Melón-vino y fue directamente a ofrecérselos a los del otro extremo. Cuando el pelinegro vio quién se acercaba cambio su expresión, miraba al rubio de forma desconfiada y negó rotundamente cuando éste le ofreció el líquido. De un momento a otro, Ken anunció que no había avisado en su casa y que ya era muy tarde, así que se iba para pena de los presentes que lo fueron a dejar hasta el ascensor.

Al volver, Miya recostó la cabeza en la mesita del living y suspiro con tristeza – "Es una pena que Ken no pueda pasar tanto tiempo con nosotros" – lloriqueo.

"¿A qué viene eso? ¿Te gusta Ken?" – cuestionó Daisuke por preguntar, ya que se veía a leguas que le importaba un pimiento la respuesta y lo hacía por molestar. Por su lado, Miyako le tiró un cojín (en realidad, varios) por lo delicado que era a la hora de tocar esos temas. Él logró esquivar todos los objetos, pero cuando estaba a punto de cantar victoria terminó golpeándose la cabeza con la pared que estaba al lado de él.

"¡Ja! Castigo divino" – gritaron las chicas menos Hikari, ella tan sólo se rio.

"Daisuke, si sigues así ninguna chica te va a querer" – aconsejó Mimi, pero el aludido simplemente miro en otra dirección indiferente. Entonces, la pelirosada agarró a Hikari del brazo mientras decía divertida: "¿No es así, Hikariii? A nadie le gustan los hombres así" – esta vez, la menor asintió para seguirle el juego.

"¡Aah!" – A Daisuke le colgaron dos lagrimas en cada pupila – "Pe-pero todavía puedo cambiar" – le dedico ojitos de cachorrito que habrían ablandado el corazón de cualquiera, de cualquiera menos el de Tachikawa Mimi. De algún lugar tendría que haber sacado Wallace su lado B.

Sin dejar el brazo de Hikari, se fue hasta donde estaba Takeru y los puso hombro contra hombro, antes de que pudiera agregar algo, el rubio rodeo la cintura de la castaña con un brazo mientras ella apoyaba su cabeza y una mano en su pecho. A todos los presentes se les cayó la mandíbula: a algunos más que a otros. No podían apartar la vista, menos al ver que el rostro de la menor se acercaba peligrosamente al del varón, se miraban el uno al otro con una intensidad que creían sólo existía en las películas. Todos contuvieron la respiración al ver que sus bocas estaban a sólo milímetros de rozarse…

Pero el grito de Daisuke los detuvo en seco ganándose el odio de Miya y Mimi, aunque a éste le resbaló su reacción, tenía mejores cosas de las cuales preocuparse. Tras unos minutos, la supuesta nueva pareja se separo muertos de la risa.

"Te-tendrían que haber visto su cara" – la castaña todavía se reía mientras se sujetaba el estomago. El público presente no podía procesar lo que acababa de suceder.

Viendo que su plan había resultado, Takeru y Hikari chocaron manos como si hubiesen ganado el partido de sus vidas. Sólo en ese momento, sus amigos parecieron caer en cuenta del engaño.

"Aah~… habría sido lindo si hubiese sido verdad, se ven tan bonitos juntos" – se lamento Mimi, Miyako por su lado, asentía a cada palabra – "Además, su actuación fue bastante creíble, ¿no será que se entusiasmaron entremedio?" – dijo lentamente, poniendo especial atención a sus reacciones.

"No lo digas ni en broma" – repusó el de googles sacándola de su concentración. La ambarina no se contuvo y le dio un certero golpe en la cabeza con el diario de esa mañana. Takeru y Hikari agradecieron mentalmente su intervención, aunque las últimas palabras de la pelirosada se quedaron dando vueltas en sus cabezas.


Taichi se tiró sobre la mullida cama apenas ingresó a la habitación, estaba hecho polvo, todo gracias a un día de complacer a la pelirroja en todos sus caprichos, él no recordaba que su amiga fuera así, seguramente era por influencia de Mimi, de eso estaba completamente seguro. Notó que el colchón descendía unos centímetros a su lado por el peso de su torturadora, la escuchó decir que Yamato había ido a comprar las cosas para la cena con unos conocidos de la zona. Actualmente, estaban alojados en la casa de veraneo de unos primos del padre del rubio, pero dadas las fechas, la tenían enteramente para ellos.

"Quiero que me des un masaje" – hizo sonar sus hombros mientras se recostaba en la cama con los pies colgando.

Taichi se dio la vuelta, ignorándola, se supone que había ido ahí a descansar, no a ser el esclavo de alguien – "Me niego" – resopló al fin. Cierto, la broma fue de mal gusto pero esto ya era demasiado.

Sora pestañeó un par de veces sin estar segura de haberlo escuchado bien, en ningún momento pensó que él pudiera enojarse por su pequeña venganza. No le gustaba para nada el rumbo que estaban tomando las cosas, aunque tampoco le hacía mucha gracia dar el brazo a torcer.

"Sabes que lo que hiciste estuvo muy mal" – recibió gruñidos a modo de respuesta – "Pensé que de verdad te había pasado algo" – «por eso no pude evitar abrazarte cuando vi que estabas ileso», ni loca le decía eso, tampoco que la repentina cercanía la hizo sentir extrañamente acalorada.

El castaño se volteó de nuevo, esta vez para encarar a Sora. Ella retuvo inconscientemente la respiración al tenerlo ahí, justo a su lado, con el rostro apoyado en una de sus manos a centímetros de distancia del suyo. No dijeron nada por un buen rato, él escrutando su mirada, ¿qué estaría buscando? Moría de ganas de desviar la vista, pero eso podría ser incluso más obvio, tenía que mantener la calma y actuar como siempre, aparentar que su corazón no se aceleraba, las mejillas se le encendían y la boca se le resecaba.

Él rompió el silencio – "Yamato también participó, pero a él no lo obligaste a ser tu esclavo, ¿por qué?" – tenía un punto, ella se había dado cuenta de su error, aunque tarde, así que no podía retractarse ya que se habría puesto en mayor evidencia si hubiera dicho el nombre del ojiazul después. Muchas excusas pasaron por su mente, sin embargo, ninguna era lo suficientemente convincente. Otra vez fue el turno de él de romper el silencio – "Es… ¿porque te gusta?" – su voz fue un susurro, tan despacio que el cerebro de Sora tardó en procesar la información, o quizás era debido a lo descabellado de su deducción.

"¡NO!" – abrió la boca al fin, incluso se levantó de su posición, lejos de él, visiblemente indignada, incluso algo dolida, ¿cómo podía siquiera haber pensado en eso? ¿Cómo podía ser tan ciego?

Taichi se quedó mudó ante su reacción, luego siguió su ejemplo y se incorporó dándole la espalda – "Dicen que cuando alguien se niega con más energía a aceptar que le gusta cierta persona es, porque es verdad" – Quizás eran imaginaciones suyas pero podría jurar que la voz de él sonaba realmente triste. Giró para poder ver su expresión pero él seguía de espaldas. Estiró la mano, se contuvo a mitad de camino cuando él se volteó a verla con una sonrisa recorriéndole el rostro – "No te preocupes, te ayudaré para que puedas estar con él"

¿Cómo? ¿Cómo le decía lo equivocado que estaba? Quería gritarle a los cuatro vientos que no era así, ¡por dios! Por un momento creyó haber escuchado un tinte de desolación en su voz, pero todo eso se vino abajo cuando lo vio sonriendo normalmente. ¿De qué le serviría aclararle que no era lo que pensaba? Maldijo su suerte, maldijo el estar enamorada de alguien tan terco como Yagami Taichi.


Pese a asegurar y requeté-contrajurar de que no sería tan nena como para emborracharse tomando cerveza Corona, Daisuke terminó siendo el primero en subirse arriba de la pelota. Le bastó ingerir 5 botellas para empezar a desvariar (Wallace se preocupaba de que siempre tuviera una botella en mano): se subió encima de la mesa del living, animado por los gritos de Mimi y Miyako que estaban casi, o igual, de curadas que él. Para sorpresa de Hikari, Takeru tenía bastante aguante con el alcohol, por otro lado, Wallace no era muy trasnochador y ya a las dos había tirado la toalla, yéndose a dormir a la pieza de Taichi.

Hubo un momento en que la castaña tuvo que taparse los ojos cuando vio que el de los googles se emocionaba más de la cuenta y acataba los clamores de sus admiradoras (dígase en su imaginación: Miyako, Mimi e incluso Hikari, quien pese a estar sobria había sido arrastrada por sus amigas a su griterío) de hacerse un streptease.

Daisuke bailaba al ritmo de Taboo (Don Omar) mientras movía las caderas de un lado a otro y se quitaba la camisa de a poco, primero en tono juguetón levantándosela para mostrar los abdominales bien trabajados, luego dando la espalda dejando a las presentes con la adrenalina a mil. Mimi y Miyako chillaron enseguida, no tuvo que pasar mucho tiempo para que ambas se armaran de coraje y lo acompañaran en la mini pista. Hikari temió por la integridad de su mesa y, bueno, de paso por la del moreno.

 Una sirena que hechiza mientras tomando El Sol Uh Ooh
Un cuerpo que pida a gritos Samba y Calor Uh Ooh

Coreaba Daisuke al tiempo que era rodeado por las dos chicas. Para sorpresa de todos, Miyako fue quien tomó la iniciativa de privar al susodicho de su molesta camisa. Sí, realmente pensó que era molesta, y cuando recordara que alguna vez ese pensamiento cruzó su mente, metería la cabeza entera debajo de un grifo con la esperanza de poder olvidarse de ello. Lamentablemente, sin resultado. Pero en esos momentos era irrelevante, estaba concentrada moviendo el cuerpo con los brazos en el cuello de su amigo, frente a frente. Mimi estaba por atrás, ambas manos en las caderas de él, meneándose con soltura.

Antes de que Takeru entrara en escena para conservar las ojos castos (o eso es lo que él creía) de sus amigas, Wallace se le adelantó. Con los ojos más cerrados que abiertos, cambió la música por una romántica, provocando que los tres más entonados se pusieran especialmente emocionales y luego volvió a dormir. ¿El resultado? Mimi y Miyako abrazándose entre ellas mientras se quejaban de los hombres en general, Daisuke adueñado del micrófono dedicándole la canción a Hikari:

Cuando te vi
Por vez primera y dije que eras para mi
Me duele amarte tanto
Me duele amarte
(Me Duele Amarte – Reik)

La interpretaba con un tono melancólico que logró mover las fibras más sensibles de la castaña, sin embargo, el efecto quedaba a medias debido a que al fondo podía escuchar perfectamente a sus amigas cantando a todo pulmón. Luego, uno a uno cayó dormido con las cuerdas vocales descompuestas, Wallace había colocado un CD completo sabiendo de sobra que eso los haría desplomarse con mayor rapidez. Takeru ayudó a Hikari a llevar a las dos mujeres al cuarto de ésta. A Daisuke lo dejaron tendido en el sofá del living.

El sueño aún no invadía al ojiazul, así que se quedó un rato más apoyado en la baranda del tercer piso mientras esperaba el amanecer. Al tiempo salió Hikari y le pasó una taza con café caliente, tenía un ligero toque a menta que inundo sus fosas nasales. Se quedaron así, en silencio, disfrutando del brebaje y viendo cómo los rayos del sol hacían su primera aparición, o al menos lo intentaron. Su pequeña broma había tenido consecuencias inesperadas, sino hubiese sido por el grito de Daisuke quizás… Sin saberlo, el mismo pensamiento los había invadido, sus miradas se encontraron, algo escondidas por la taza en sus bocas, pero no lo suficiente para impedir que se observaran largamente.

El recuerdo volvió a cruzar sus mentes – "¡Nah...!" – negaron al unísono sin proponérselo y estallaron en carcajadas, diciéndose mentalmente que era todo producto de su imaginación, porque ellos sólo eran amigos, ¿no es así? ¿NO ES ASÍ?

A las 12:00 en punto, Wallace los despertó golpeando una sartén, con toda la intención de que la cabeza les explotara por el ruido. Hikari preparó el desayuno junto con Takeru, así que pasaron a la mesa, unos más compuestos que otros por culpa del sueño (sí, claro, ¿a quién querían engañar?). Cuando todos terminaron de comer, fue hora de partir pero Daisuke estaba reacio a dejar a esos dos solos; sin embargo, para su mala suerte, su hermana había ido a recogerlo con la esperanza de ver al vocalista de los Teenage Wolves, al enterarse que éste no estaba se ensañó con su hermano y le dio lo mismo tener que llevárselo a rastras hasta la casa. Mimi aprovechó de sacarle la lengua cuando desapreció, nunca le había caído bien la mayor de los Motomiya, así que le había hecho mucha gracia ver su rostro desencajarse al descubrir que el rubio no estaba.


Tachikawa contestó su celular de mala gana, luego que el molesto sonido retumbara en su cabeza por quinta vez, ¿quién se atrevía a interrumpir su sueño reparador? ¡Sólo había alcanzado a cerrar los ojos por 5 minutos tras una noche de juerga!

"¿Aló?" – contestó con el sueño pegado a cada letra. Ni siquiera preocupándose de ver con quién hablaba.

"¿Todavía estás durmiendo?" – el tono de reproche masculino del otro lado la sacó, aunque sólo momentáneamente, de su aletargamiento.

"Ishida Yamato, ¿qué haces llamando a estas horas?" – con el celular aún en el oído, se acurrucó nuevamente en su cama de dos plazas. Mmm… se estaba tan bien ahí.

"Mimi… son casi las 1 de la tarde"

Eso no pareció escandalizarla en lo más mínimo, pues contesto con un tajante – "Es temprano" – derrochando seguridad en su respuesta – "Ve al grano porque me duele la cabeza"

"¿Estás con caña?" – Al menos ya sabía la razón de por qué ella no había contestado a sus llamadas ayer en la noche. Si supiera todo lo que sufrió escuchando el tono de marcado una y otra vez. Pero para proteger su orgullo, jamás lo reconocería, antes muerto.

"¿Qué? ¿Me vas a regañar? ¿Tú? ¿El que alguna vez apodaron el rey del Africano?"

"Está bien, entiendo el mensaje. Necesito tu ayuda" – dijo intentando contener el tono de exasperación en su voz en vano.

"Déjame adivinar… ¿Taichi y Sora?" – El rubio asintió del otro lado de la línea – "Quién te llama a meterte en la pata de los caballos"

"Tú también ibas a venir" – reprendió.

"Sí, pero no lo hice porque pensé en dejarlos a solas. Creí que a ti se te ocurriría lo mismo" – escuchó varias maldiciones del otro lado. La pelirosada se dio el lujo de reír – "Las relaciones amorosas realmente no son lo tuyo, matthew" – contuvo el deseo de morderse los labios al ver que había utilizado el apelativo cariñoso de cuando eran novios. Maldijo el estar medianamente adormilada – "Te recomiendo que investigues sobre el tema" – esperaba que su desliz pasara por desapercibido.

"No tengo tiempo para investigar por mi cuenta" – masculló tragándose el orgullo, quitando de su mente el sonido de su voz al pronunciar ese mote, evitando que ella se diera cuenta de lo aliviado que se sentía porque ayer, solo por un momento, pensó que él era la causa de su ausencia. Con un demonio, ¡las cosas que tenía que hacer por sus amigos…! Porque por lo general, Ishida Yamato no le pide ayuda a nadie, prefiere arreglárselas solo, sin embargo, había cosas como ESAS que escapaban de sus dominios – "¿Me ayudarás o qué?" – preguntó dispuesto a colgar.

"Está bien, está bien. A mí también me preocupan esos dos" – salió de la cama con un poco de reticencia a abandonar el calor que ésta le ofrecía, para poder prestar atención a las palabras del ojiazul y evitar otro posible error. Se colocó una bata encima del camisón escotado, si Yamato la hubiera visto, quizás habría puesto el grito en el cielo. Saco esos pensamientos de su mente, después de todo ya no eran novios, y aún si lo fueran, ella tenía todo el derecho del mundo de vestirse como le viniera en gana, he dicho.

Luego sintió un poco de pena, desde que habían terminado, lograron de alguna forma volver a ser amigos, bastante cercanos pero también mordaces. En especial ella, siempre buscando la ocasión para burlarse de él. Se aclaró la garganta a medida que la temperatura le subía al rostro – "Gracias por seguir recurriendo a mí cuando tienes algún problema" – pronunció en un susurro con los ojos cerrados y el ceño levemente fruncido, rogando que él no notara el ligero temblor en su voz.

Del otro lado del teléfono, Yamato por fin pudo relajarse, se dio el permiso de reír al imaginarse el rostro de la pelirosada diciendo eso – "De nada" – contestó usando ese tono ronco, casi rasposo. El mismo tono que utilizaba cuando hacían el amor.

Maldición. La piel se le erizó al instante y una parte de ella quiso volver a sentir el tacto de esos dedos ligeramente ásperos, producto de tocar el bajo, recorriendo su cuerpo.


Tras un desayuno (casi almuerzo por la hora) plagado de molestos silencios, salieron a la playa para relajarse en su último día ahí antes de volver a la monotonía de la ciudad. Sin embargo, el ambiente estaba bastante lejos de ser catalogado como ideal para relajarse. Taichi caminaba deliberadamente muy deprisa para dejarlos a ellos dos atrás, Sora parecía estar inmersa en un mundo desconocido pues sus pasos eran lentos y pesados. Cuando el ojiazul miraba hacia delante, se encontraba de tanto en tanto con los ojos cautelosos del castaño, como si esperara que algo sucediera. Al momento que notaba que él también lo observaba, se daba vuelta de inmediato mientras silbaba cualquier melodía que se le viniera a la cabeza.

¿Qué de-mo-ni-os pasaba ahí? Había hablado con Mimi temprano (temprano en su contexto de recién levantados) para ver si ella podía ayudarlo. Lamentablemente, como sólo tenían conjeturas, no era mucho lo que podían hacer. Así que volvía a lo mismo: necesitaba información urgentemente.

Ayer los había dejado solos para que por fin pusieran en claro sus sentimientos, pero ¿con qué se encontró? Un Taichi con una sonrisa más falsa que los dientes de su abuela, intentando por todos los medios hacer que Sora y él se quedaran solos o estuvieran muy juntos, utilizando frases como «Todo lo que cocino se vuelve carbón, así que mejor se quedan ustedes preparando la cena. Yo estaré del otro lado poniendo la mesa, creo, NO, estoy seguro que me demoraré mucho. Ya saben lo ajetreado que puede ser esa tarea, así que tómense TOOODO el tiempo que quieran. De verdad, no los vendré a molestar, así que hagan lo que tienen que hacer», tuvo que abstenerse de pegarse un palmetazo en la frente, ahí mismo. Era increíble lo obvio que podía ser con sus insinuaciones, lo peor de todo es que Sora no se molestaba en contradecirlo, tampoco parecía importarle lo que él estaba intentando hacer. Esa vez podría haber aprovechado de sacarle alguna información a la pelirroja, pero corría el peligro de ser malinterpretado, así que el castaño no tuvo oportunidad alguna de dejarlos solos, Yamato se preocupó de que estuviera lo más cerca posible, ahí donde sus ojos lo vieran, ya sea pelando papas o cortando las verduras.

Pero aún no tenía idea de qué había sucedido entre ellos en su ausencia. Tenía que solucionar eso cuanto antes, no le parecía nada divertido ser parte de un triangulo amoroso que en realidad no existía.

Se definía a sí mismo como una persona paciente, sin embargo, él también tenía un límite y ya lo estaba superando. Hablar con Taichi era caso perdido porque sólo bastaba con que dijera 'Sora' para que una sonrisa pícara aflorara en su rostro, tanto así que comenzaba a dudar de los sentimientos del castaño. Su única esperanza era la misma pelirroja, aunque sabía lo peligroso que sería el que los vieran juntos y solos, ya que de esa forma sólo le daría más alas a lo que sea que pasaba por la cabeza de su mejor amigo.

Aprovechando que se habían topado con unos conocidos de la zona y que ahora todos conversaban animadamente, refrescándose tomando jugos naturales en un pequeño puesto, se armó de valor para entregarle un papelillo a Sora sin que los otros se dieran cuenta, indicando que tenían que hablar, así que la citaba para que se encontraran en una hora en la cueva a la que solían ir a jugar cuando niños.

Dicho y hecho, Yamato se levantó provocando que la conversación cesara, cuatro pares de ojos se posaron en él enseguida, interrogándolo por su acción. Sabía muy bien que era un mal mentiroso, por lo que diría una mentirilla verdadera: "Tengo que ir a buscar unas cosas que el viejo me encargó. Preferiría que no me acompañaran, sería… demasiado vergonzoso" – Lo cual era cierto, tenía que ir a casa de una tía a que le pasaran unas libretas que su padre necesitaba para un reportaje.

Esa tía, la querida tía Ume, con su boca sin dientes, la cara más arrugada que una pasa, la espalda encorvada, y mil y un historias que contarte, cuál de todas más falsa que la otra, era arisca con todos, con todos menos Yamato, a quien atesoraba como al marido que nunca tuvo y el amante que siempre fantaseó tener. Vez que iba le decía lo mucho que se parecía a su querido Carl, un jovencito extranjero del cual se enamoro cuando era una lola, fue amor a primera vista, ella dejó de lado a todos sus pretendientes (nadie osaba negar que existían) por él. Lamentablemente, Thomas (frecuentemente le cambiaba el nombre a su 'gran' amor) era de la realeza, un príncipe de tomo y lomo que no podía abandonar a su gente por estar con ella, aunque el corazón se le destrozara en millones de pedazos en el transcurso. Bueno, según su estado de ánimo, Joseph podía ser príncipe, sultán, mago, agente de la CIA, y un largo etcétera, lo curioso es que independiente de ello, Yamato siempre calzaba perfectamente con la descripción de su enamorado, por lo que cada vez que iba a visitarla, sufría una especie de pérdida de memoria momentánea, y le decía cosas como "Anthony, ¡al fin has vuelto a mi lado!" e intentaba recrear sus escenas románticas. De sólo pensar en eso, temblaba.

Los demás vieron su rostro sombrío y no les fue difícil adivinar a dónde debía de ir, le desearon suerte. A la media hora después, Sora se levantó de su puesto diciendo que no se sentía muy bien, así que iría a tenderse un rato en la cama. Taichi quiso ofrecerse a acompañarle, sin embargo, las palabras no salieron de su boca, además, ella ya se había ido.

No mucho después que la pelirroja se fuera, la improvisada comitiva tuvo que disolverse, los demás también tenían un par de recados que atender, por lo que el castaño terminó quedándose solo. Bebiendo las últimas gotas de su refresco, decidió que no era buena idea llegar a casa porque se encontraría a solas con ella, quería evitar todo malentendido con Yamato, no era debido a que no se sentía capaz de enfrentarla «por supuesto que no» ¿Por qué habría de sentirse de esa forma? Estaba contento por descubrir que Sora gustaba de Ishida, porque sabía que el ojiazul podía hacerla muy feliz y además, sería capaz de ayudarla, ¿no es así? ¿No es así como debe de actuar un buen amigo? Sí, obvio que sí.

Lo mejor que podía hacer era regalarles algo de tiempo a solas, seguramente cuando Yamato terminara su recado, volvería a la casa. ¿Dónde podría ir a divertirse sin ser divisado? ¡Ah! Ir a la cueva sería una buena forma de distraerse.


Luego del bullicio de anoche, el apartamento les parecía más grande que de costumbre. Como todavía faltaba mucho para que sus hermanos llegaran, se pusieron a ver una película sentados en el sofá y comiendo unos palomitas que les había dejado Wallace. De vez en cuando la menor tosía, pero no era nada muy grave.

Tras media hora de la cinta, Hikari recargó su cabeza en el hombro de él. Takeru se preguntó si ese era el momento adecuado para averiguar un poco más sobre lo que había hablado el otro día con sus amigos. Si quería ayudarla, era necesario tener mayor información al respecto.

Se aclaró la garganta para llamar su atención, y empezó: "Hikari…" – la aludida no se movió de su sitio, simplemente le contestó con un 'mmm'. Esto iba a ser más difícil de lo que pensaba, y no ayudaba en nada tenerla allí tan cerca. Concéntrate Takeru, ¡concéntrate! 

Volvió a carraspear, logrando esta vez que ella se irguiera y lo mirara de reojo. Eso en vez de tranquilizarlo, lo puso aún más nervioso.

"Siempre estás con la cámara en mano, te encanta tomarle fotos a todo, ¿no?" – se dio un palmetazo mental, eso no era lo que quería decir. La menor se limitó a sonreírle nerviosa y a encogerse de hombros. Sintió que estaba quedando como un idiota, así que se armó de valor y dejó salir las palabras.

"Creo que hay algo de lo que tenemos que hablar. Hay algo que todavía no me has contado" – de repente, sintió que ella se ponía tensa. ¿Acaso había elegido mal las palabras?

"¿Q-qué es lo que quieres saber?" – ya no lo miraba.

"Es sobre tus padres" – darse vueltas no era su estilo.

Inconscientemente, ella se alejó un poco de él. De súbito algunas imágenes relacionadas con ese suceso se agolparon en su mente, últimamente le pasaba eso cuando se iba a acostar. Anoche también, tras despedirse de él cuando el sol ya había salido, Hikari se quedó tumbada en el sofá cama de su pieza por miedo a tener otra pesadilla y con ello despertar a sus amigas. La única forma de dormir era con los calmantes que le recetaba Jou, pero éstos se le habían acabado hace dos días. Gracias a dios, en su rostro aún no se dibujaba ninguna ojera.

Takeru esperó pacientemente la respuesta de la castaña, pero nunca se imaginó que le contestaría de esa forma. Ella se había parado y le pedía que se marchara, que no tenía nada que decirle.

El ojiazul sintió una punzada en el pecho, era como si la calidez lo abandonara. La miro pensando que había escuchado mal, pero ella aparto la vista e indico con la mano la puerta. No podía creer lo que estaba pasando, hace tan solo unos minutos disfrutaban viendo una película. Él pensaba que ya se había ganado su confianza, sabía que era un tema delicado, sin embargo jamás barajo la posibilidad de que ella lo echara.

No era la primera vez que alguien le fallaba, podría haber tirado la toalla, ignorarla como lo hizo con esos otros, pero no podía, no con ella. Quería que confiara en él, que abriera su corazón. Era lo que deseaba, no obstante, las palabras que soltó causaron el efecto contrario.

"Siempre eres así, te esfuerzas por ocultar lo que sientes. La sonrisa que le das a todo el mundo no es más que una máscara"

"¿¡Y a ti qué te importa lo que haga o no! Así estoy bien, así estamos bien los dos. No necesito tú compasión, estoy aburrida de que todos me vean con lástima" – se tapó la boca, no sabía por qué estaba diciendo esas cosas.

Apretó sus puños sin poder contenerse, sus palabras eran como llagas – "Así que así es como me ves, con tener a tu hermano te basta y sobra, ¿no? Los demás somos unos simples desconocidos. Frente al gran señor Taichi, los demás somos escoria" – no podía evitar seguir, era como si una vocecita interna le estuviera metiendo ideas en la cabeza; cada vez que pensaba en detenerse, en arreglar las cosas, esa vocecita lo paraba y le cambiaba las palabras, las torcía.

"Eso no es lo que quise decir, no pongas palabras en mi boca" – se limitó a contestar, no se sentía con el valor de encararlo.

"¿No? ¿Entonces me lo dirás? ¿Me dirás qué fue lo que pasó ese día? ¿Dónde te hiciste esa marca en el cuello? ¿Quién era ese hombre que los visitó?"

Ante la última pregunta, ella volteó a mirarlo de inmediato. – "¿Cómo supiste eso?" – se notaba furiosa, indignada.

"¿Ni siquiera tengo el derecho a saber eso?" – preguntó tristemente. Hikari sintió que el corazón se le encogía, pero ese era un tema que quería enterrar en lo más profundo de su mente, porque si comenzaba a hablar, estaba segura que se hundiría y sería arrastrada nuevamente a ese lugar. Ni siquiera con su hermano se atrevía a ser sincera, y ella lo prefería así. No quería saber nada, absolutamente nada.

"No quiero hablar de eso" – la cabeza le daba vueltas.

Desde que había llegado, jamás la sintió tan distante, era como si una barrera invisible se hubiera interpuesto entre los dos de la nada. Estaba dispuesto a marcharse cuando la voz le recordó el suceso de anoche.

"¿Y Ken? ¿Él si tiene tu confianza?" – Silencio, se sentía al borde de un colapso nervioso, le costaba respirar – "¿¡Qué tanto se estaban secreteando anoche!"

La castaña de pronto se quedó callada, desvió la mirada y casi en un murmullo le dijo: "Tú no sabes absolutamente nada de mí. No entenderías por lo que estoy pasando".

"Perfecto, simplemente perfecto. Sigue así y acabaras quedándote sola. Hasta tu hermano debe estar harto de ti, no me extraña que haya accedido a irse con Yamato y Sora por el fin de semana" – fue el turno de ella para mirarlo con tristeza, sin embargo, a él ya no le hacía efecto esa mirada, la decepción no se la iba a quitar nadie – "Y déjame decirte que hay muchas cosas que tú también desconoces de mi" – se fue dando un portazo. Dejándola sola en esa casa que se le hacía cada día más grande y más vacía.

Continuará…


Palabras Solemnes: Haha me gusta como suena, pero no esperen algo muy profundo XD! Estaba viendo las historias que hay en esta sección y ¡wow! El Mimato abuuuunda :O! En segundo lugar Taiora y ya luego algo de Takari, lo que de todas formas es una pena, porque la pareja es preciosa T.T ¿Dónde están las fans del rubio más sersi y la castaña más mística? XD Otra cosa, sé que no tengo que justificarme, pero eso de que Hikari iwal tenga su séquito de fans es algo bastante factible, digo, ¿recuerdan que le vimos más de algún fan por ahí en 02? X3 En vdd, fue a la única a la que mostraron así owo (Catherine no cuenta xD)

OMG recibí una visita de alguien de Canadá y de los Reinos Unidos…? XD Ah, aclaraciones…! Corona es una marca de cerveza bastante suave, en verdad, la cosa sabe a agua ¬¬U xD Antes de que se lleven una mala imagen de mí, sí, son todos menores de edad perooo… todo el mundo sabe que muchas personas empiezan a tomar desde antes lalalala, ¡ustedes no sigan ese ejemplo! ¡Es malo! xD Cuando cumplan la mayoría de edad les recomiendo probar el melón con vino, es bastante rico y nada de fuerte ;D~ El Africano es cuando uno "debe poner sus labios en todo el borde superior del vaso en el cual se está bebiendo y tomarse todo el contenido de éste sin parar" (sólo para profesionales. No lo intente en casa XD!) Respecto a Taboo, me encanta esa parte de Lambada que tiene *U* (por eso es que tb me gusta la de On the Floor de JLo) ¿Qué canciones habrían puesto ustedes? Intenté buscar una que fuera acorde a lo que Daisuke sentía por Hikari, pero sólo encontré "Me duele amarte", ¿se saben ustedes otra mejor? ñ_ñ

¿Se habían fijado que al lado de las historias largas está este botón: "»"? owo Te lleva inmediatamente al capítulo final! =O No tenía idea hasta hace unos días atrás XD!

Por último, ¿realmente creen que esa sea la única razón para que Taichi piense que a Sora le gusta Yamato? Sora, es hora de que abras los ojos, el morenazo no es tan simple :P

En general, muchísimas gracias por todos los reviews, ¡no saben lo feliz que me hacen! =) Espero poder seguir leyendo sus opiniones en este capítulo también ^^

¡TÚ! Lector anónimo, sí, a ti te hablo (XD). Si has llegado hasta aquí es porque mi historia no te es indiferente y como no recibo dinero por esto, exijo un review XD! Bueno, bueno, te lo pido humildemente xD!
¡Nos leemos en el siguiente!

Undine: una cosa que no se puede hacer en ff.net es agregar videos :P

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