Porque salió la duda y creo que más de uno querrá saberlo:
sí, habrá más parejas aparte de la principal pero no revelaré nombres.
Tendrán que descubrirlo a medida que la historia avanza, por mientras
hagan sus apuestas =P Aunque bueno en este capítulo hay unos hints
bastante obvios
PaRALLEL x CrosseD.
- Capítulo 1: ¡Juntos una vez más!
Capítulo 2: "Pánico en ti, Pánico en mí"
Tuvieron
que pasar un par de semanas para que el séquito de fans de Takeru
dejaran de acosarlo. Para alivio de él, ya no había un grupo de chicas
acompañándolo a todos los lugares a los cuales se dirigía, eso sí,
gracias a dios eso sólo se limitaba al colegio. De repente incluso lo
esperaban afuera del baño, lo que resultaba bastante incómodo, y no
importaba si se demoraba harto o si la campana sonaba, ellas permanecían
ahí. ¡Pero! Esos días pasarían a ser parte de sus recuerdos, de esos
que tenía bien guardados y que no se molestaba en sacar a flote.
Takeru
había optado por responderles lo mínimamente posible tal cual le había
aconsejado su hermano con cara de horror cuando supo lo que le estaba
sucediendo. Taichi le contó que cuando la banda comenzó a hacerse
popular, Yamato tuvo que hacer malabares para no estar a solas nunca;
sino en cualquier momento lo secuestraban, y no eran paranoias
infundadas: una vez lo dejaron encerrado en el cuarto donde guardaban
los equipos de gimnasia junto a una tipa llamada Jun, al principio pensó
que era producto de un descuido, sin embargo, cuando vio que ella no
quitaba la sonrisa de oreja a oreja, supo que no se trataba de un
accidente. Más tarde unos amigos se percataron de la ausencia del rubio y
lo fueron a buscar, tamaña sorpresa se llevaron cuando lo vieron sin
camisa con los pantalones abiertos, tirado en el suelo con besos y
chupones por todos lados. Y aún hoy, Tai desconoce qué fue lo que
sucedió exactamente en ese lugar, porque cada vez que sacan el tema, el
rubio tiembla incontrolablemente y comienza a decir palabras
ininteligibles a lo niño poseído. Así que sea lo que sea, dejó secuelas
en él, o eso dedujo al ver que su hermano se resistía a dejarlo solo los
primeros días.
El menor tomó en cuenta las advertencias de su
hermano por si las moscas, pero no le tomaba el peso que éste le
intentaba infundir, él prefería creer que era una emoción momentánea en
ellas producto de ver una cara nueva de rasgos inusuales en el país
asiático, así que estaba completamente seguro de que no sufriría ningún 'accidente' parecido. Además, ya no lo molestaban.
Miyako
negaba enérgicamente cada vez que escuchaba las aseveraciones del
rubio, sin embargo prefería callar, así le ahorraba preocupaciones. Y es
que, lejos de lo que él suponía inocentemente, el interés de las
féminas por su persona aumentaba a pasos vertiginosos por cada día que
pasaba, más rápido de lo que demora un puñado de arena en resbalarse de
tus manos. En el colegio era un secreto a voces, pero el club oficial de
Takaishi Takeru ya contaba con sitio de reuniones junto con una plana
directiva, y página web de acceso restringido.
Para hacer las
cosas más ordenadas y no agobiar al señor Takeru, establecieron
estrictas reglas para que nadie, que no fuera de su entera confianza, se
acercara más de 5 metros, por lo que, sí, el rubio jamás sufriría esa
clase de 'accidentes' porque ellas estarían ahí para impedirlo. En secreto, sus admiradoras lo llamarían 'príncipe'
por sus cabellos de oro, ojos zafiro y más importante aún, porque venía
de Inglaterra, país de reyes y reinas, de historias de fantasía,
grandes castillos, fiestas de salón, nobles y un largo etcétera. Sin
lugar a dudas, para ellas, él era la imagen perfecta del príncipe azul
montado en un caballo blanco; si Wallace las hubiese escuchado, habría
alegado que había cierta discriminación hacia sus orígenes, ya que, pese
a que tenía los mismos rasgos característicos que Takeru, él jamás
provocó tal conmoción entre las estudiantes. La única explicación
posible sería que su querida patria había comenzado como una colonia.
Volviendo
al singular club (aunque más parecía una secta organizada), cada vez
que Hikari escuchaba a su amiga hablar sobre él, no podía evitar sentir
cierto estremecimiento. Menos mal que ella no tenía la capacidad de
llamar la atención del sexo opuesto con tanto éxito, comentario ante el
cual la pelimorada negaba resignada, y es que la menor no caía en cuenta
que ella también tenía su séquito de fans, el único pero es que los
hombres eran un poquito más reservados (a excepción de uno).
Durante
esas semanas, Takeru se vio completamente imposibilitado de hablar con
la menor de los Yagami durante el horario de colegio. Así que, sin
acuerdo alguno, pasaban todo el resto del día, juntos. Durante esos
momentos de ocio en casa o en el parque o en otros lugares, había
logrado conocer a los amigos más cercanos de la castaña.
Inoue le
parecía una chica de lo más graciosa y también extraña. Al principio le
había llamado la atención que fuera tan amiga de Hikari, porque ¡eran
completamente opuestas! Aunque después comprendió que ese era el eje
central de su amistad. Se complementaban perfectamente.
También
había logrado cruzar un par de palabras con Daisuke. Takeru no tardó en
darse cuenta que él sentía una inmensa atracción por la castaña, así que
se divertía molestándolo cada vez que encontraba la oportunidad. No se
podría decir que eran amigos cercanos pero al menos, podían mantener una
conversación decente sin que éste le lanzara chispas por los ojos.
Miyako admiraba su infinita paciencia al tratar con el chico de los
googles.
Wallace había llegado desde América hace 2 años. Tenía
una hermana mayor llamada Mimi, a quien Takeru había tratado un par de
veces pues era amiga íntima de Sora (luego se enteraría que incluso
había sido novia de su hermano por meses indefinidos). A su vez, Wallace
se había hecho muy amigo de Hikari y la iba a visitar a menudo en los
recesos, ya que lamentablemente ese año les había tocado estar en cursos
separados, pero estaba en trámites para conseguir que lo cambiaran,
tenía buenas notas y una conducta irreprochable, así que sería pan
comido, o eso decía él. El oji-azul sabía que todavía no se ganaba la
confianza del oji-celeste (además de que las horas que pasaba con Yagami
se habían reducido por culpa suya), sin embargo la hostilidad de éste
era mucho más reservada. No obstante, cuando se trataba de molestar a
Motomiya, los dos se coordinaban a la perfección. Pero debía admitir que
Wallace podía ser mil veces más cruel que él con sus comentarios si se
lo proponía.
Por último, estaba Ichijouji Ken. Hasta ahora no
habían tenido muchas oportunidades para sociabilizar, ya que éste
faltaba regularmente a clases debido a problemas médicos, por lo que
estaba atrasado un año con respecto a sus compañeros. Eso sí, Daisuke le
había comentado un día que en realidad, ellos no sabían qué enfermedad
lo aquejaba, al preguntarle simplemente sonreía y replicaba que no se
preocuparan. Las veces que habían ido de visita a su casa cuando se
ausentaba, sus padres le decían que se encontraba en el hospital pero
jamás le daban el nombre de éste. A menudo portaba vendas en el cuerpo
que dejaban muy preocupado a sus amigos, los cuales ya hace mucho
comprendieron que él no les diría nada, aprendieron a respetar su
silencio y a tener la esperanza de que un día, Ken les revelaría la
verdad.
Tras una semana entera de clases, por fin había llegado el
domingo, ¡pero no por ello iban a holgazanear! Despertó temprano en la
mañana para ir a su lugar secreto, en compañía de la castaña. Lo
descubrieron cuando iban de vuelta a casa, a Hikari de la nada se le
metió la idea en la cabeza de que quería irse por otro camino. Era la
primera vez que la veía actuar de esa manera tan impulsiva, por lo que
sintió curiosidad y decidió aceptar su propuesta.
Caminaban
tranquilamente hasta que un gato grande de color blanco se cruzo en su
camino. Los observaba con sus grandes ojos como pidiendo que la
siguieran, por segunda vez vio que el rostro de Hikari se iluminaba, y
antes de que ella hablara, él asintió, rieron un buen rato debido a eso.
El animal al darse cuenta que lo habían escuchado, avanzo y de un
momento a otro, los dos se encontraban persiguiéndolo por un montón de
calles estrechas que a primera vista no parecían tener salida.
Recorrieron
pasajes que jamás habían visto pero no sentían miedo alguno, quizás
porque estaban juntos, quizás por la adrenalina del momento, quién sabe.
Finalmente el felino dio término a su loca carrera y se acurrucó justo
en medio de lo que parecía ser una cancha de básquetbol bastante
antigua. Esta vez, fue el turno del rostro de Takeru de iluminarse,
porque ahí podría practicar su deporte favorito.
"Ese día tus ojos brillaban, te lo juro" - se burló la castaña.
Ya
estaban de camino a su base secreta o "Santuario de Takeru" (nombre
dado por la menor). Llevaban bocadillos y bebidas, lo necesario para las
horas que pasarían ahí.
"Me imagino, estaba demasiado contento.
Después de la decepción que me lleve al saber que las inscripciones a
los clubes sólo eran válidas a principios de semestre, encontrarme con
eso fue increíble. Le debo la vida a esa gata" – dijo medio en serio,
medio en broma. Aunque no mentía al decir que ese lugar lo tenía
fascinado, más allá de la cancha y el arco, había un no-sé-qué ahí que
lo atraía.
Ella sonrió de mala gana al ver que esa vez, el rubio
no caería en su provocación. No tardaron mucho en divisar el terreno
vacio, sólo adornado por un aro que al menos, cumplía las condiciones
para aguantar los rebotes de la pelota sin romperse.
Hikari lo
acompañaba a jugar, pese a no ser tan buena como él al menos se
defendía. Además, Takeru no tenía inconveniente alguno en enseñarle. Eso
sí, aprovechaba de vez en cuando de burlarse de ella, le encantaba
hacerla rabiar, saber que tenía la capacidad de hacerla perder la
compostura. Le gustaba saber que los trucos de ella, no parecían surtir
el efecto deseado en él, de la misma forma en que sus provocaciones no
siempre tenían buen puerto cuando se trataba de la castaña, era un
constante tira y afloja.
"Esta vez voy a encestar sí o sí" – lo
desafió mostrándole que ahora era capaz de hacer girar el balón con un
solo dedo. "Te haré morder el polvo, Takaishi"
"Esas no
son formas de hablar, muy mal, muy mal" – respondió moviendo el índice
de un lado a otro – "Parece que tendré que enseñarle una lección de
buenos modales, señorita Yagami"
En esa ocasión, Hikari
tenía la pelota por lo que Takeru defendía. La castaña se acercó de a
poco tanteando terreno. Entonces vio el momento oportuno cuando su
contrincante miro hacia otro lado por un segundo; sin embargo, tenía
plena conciencia de que los reflejos de él eran rápidos, pero ella no se
quedaba atrás. Le hizo creer que iba hacia la derecha, espero a que el
rubio cambiara de posición los hombros y aprovecho de atacar su
izquierda. No obstante, él esperaba que ella hiciera eso, por lo que
giró sobre sus talones sin fijarse que una de sus zapatillas se había
desabrochado. Con la intención inicial de tomar el balón, termino
agarrando la cintura de ella. Al final, los dos se desplomaron en el
terreno irregular como dos sacos de papas, el rubio de espaldas al suelo
con ella encima. Gracias al cielo, Hikari no era muy pesada, sino
Takeru habría perdido algo más que el aliento.
Medianamente recuperada del golpe, la menor se incorporo sobándose la cabeza.
"Agradecería
que te quitaras de encima mío, no eres precisamente del porte de un
guisante" – ni se había percatado que la suave superficie en la cual
estaba sentada era ni más ni menos que el pecho de su buen amigo. Sin
embargo, ella no hizo ademán alguno por moverse, es más, se dio el lujo
de acomodarse.
"Culpa tuya que nos hayamos caído, es lo mínimo que
puedes hacer para enmendar tu error" – soltó con aire desafiante,
mientras cruzaba los brazos y las piernas.
"¿Ah, sí?" – reunió
todas las fuerzas que tenía y consiguió sentarse, debido a ello, la
menor se deslizo hasta quedar sobre sus piernas. Estaba dispuesto a
conferirle una tortura de cosquillas cuando notó una extraña marca en el
cuello de ella.
"Hikari, ¿qué es eso que tienes en el cuello?" –
la aludida se paró apenas vio la mano del rubio acercarse, se tapaba la
marca que tenía y buscaba frenéticamente el pañuelo amarillo que había
estado usando justo antes de que ambos bautizaran la cancha. Cuando lo
encontró, le dio la espalda y se lo colocó. Parecía divagar entre
mirarlo o no, aunque al final lo hizo portando una sonrisa no muy
convincente.
"Debe haber sido un mosquito, nada más" – Luego rió
para restarle importancia al asunto, pero su risa era demasiado nerviosa
para dejarlo tranquilo. Alzó una ceja mientras la miraba
inquisitivamente.
Su excusa no la creería ni un niño de primaria,
estaba a punto de decir que dado el porte de la marca lo más probable es
que hubiera sido picada por un hurón cuando se escuchó un
ruido muy fuerte, como cuando algo de una tonelada impacta contra el
suelo; acto seguido, la tierra se remeció y ambos perdieron el
equilibrio. Sin importarle lo que había pasado antes, se acerco a la
castaña. Cauteloso, la envolvió en sus brazos y se percató que ella
temblaba.
"E-es co-como a-aquel día" – repetía mientras se
agarraba la cabeza, parecía ida, como si hablara consigo misma. La
llamó, la zamarreó suavemente pero nada, la castaña parecía estar en
otro mundo.
Lograron ponerse de pie pese a que seguía temblando.
Su celular sonaba sin cesar, seguramente se trataría de Taichi o Yamato.
Luego contestaría, lo importante era llevar a Hikari lo antes posible
de vuelta a casa, jamás la había visto así y no sabía qué hacer. De
alguna manera logró echársela a la espalda y comenzó a trotar.
En
su camino pudo observar que en general las casas presentaban fisuras
mínimas, y si uno se acercaba lo suficiente, podía darse cuenta que
algunos postes se encontraban un poco ladeados. A lo lejos comenzó a oír
el bullicio de las sirenas, pero no tenía tiempo para quedarse a
indagar. Tenía que regresar cuanto antes.
Doblo la última esquina y
encontró al mayor de los Yagami mirando frenéticamente hacia todas las
direcciones con el celular en mano, dudando acerca de qué camino tomar. A
penas divisó a los dos menores, corrió hacia ellos mientras le decía a
Yamato por teléfono que ya habían aparecido.
"¿¡Por qué no
contestabas!" – Era la primera vez que veía a Taichi tan alterado. Le
arrebató a la castaña de sus brazos y sin siquiera darle alguna señal,
ingreso al condominio. Takeru se quedó un momento ahí, como ido, hasta
que su hermano llegó junto con otro chico de cabello azulado y lentes.
Le preguntó si estaba todo bien, y al ver que el menor sólo asentía
quedadamente, pasó la mano por sus hombros y con la otra, le revolvió el
cabello para tranquilizarlo.
"Takeru, no es nada en contra tuya.
Él actúa así por una razón, espero que lo entiendas" – le dio una
palmada en plena espalda para espabilarlo, luego le apretó ligeramente
el hombro a modo de apoyo – "De todas formas, mejor entremos. ¡Ah! Te
presento a Kido Jou, se podría decir que es nuestro médico de cabecera"
¿Un
médico? ¿Para qué? Los dos estaban perfectamente bien, ¿acaso le había
pasado algo a alguien? El doctor pareció leerle el pensamiento, pues
rápidamente negó con las manos.
"Taichi es algo exagerado, como no tenía ninguna noticia de los dos, me ha pedido que viniera por si acaso"
Un
poco más tranquilo, los tres subieron por el ascensor. Dentro pudo
enterarse que Jou aún no estaba graduado de la escuela, sin embargo,
como su padre había sido muy amigo de la familia Yagami y estaba a cargo
de la delicada salud de la pequeña desde que había nacido; a menudo los
venía a visitar. Por ello, no era para nada alocado decir que el
peliazul era el más adecuado para tratarla, porque conocía de su
enfermedad desde pequeño. Takeru no quedó del todo convencido con sus
justificaciones, pero las cosas habían sido así desde hace mucho tiempo y
él, como recién llegado, no tenía derecho alguno de replicar.
En
los pasillos del tercer piso los aguardaba Taichi, visiblemente
preocupado. Cuando divisó a Jou le hizo un gesto para que se apurara, le
informó del estado de la menor, diciéndole que tenía una fiebre
terrible y además, se revolcaba en la cama afirmando con tanta fuerza
las sábanas que los nudillos se le ponían blancos. Escucharon el sonido
de un vaso quebrarse, el peliazul apresuró el paso mientras buscaba algo
en su maletín. El castaño se quedó en el living, caminando de un lado a
otro, mirando de cuando en cuando hacia la pieza de su hermana,
esperando que Jou consiguiera estabilizarla. Al rato después, se tiró en
el sillón, moviendo frenéticamente las piernas con el sonido del tic-tac del reloj zumbándole la cabeza.
Todo
el alivio que había sentido antes se desvaneció, Takeru miraba a los
dos mayores en busca de respuestas pero Yagami parecía estar en su mundo
y Yamato desapareció en la cocina, alegando que iría a hervir un poco
de agua, les haría bien tomar algo para calmar los nervios.
La situación no le gustaba para nada, así que se armó de valor y encaró al castaño.
"Necesito
saber qué es lo que está pasando" – los ojos marrones se enfocaron en
su interlocutor con rabia acumulada, ¿hacía él? No, daba la impresión
que era hacia sí mismo, no podía asegurarlo; acto seguido suspiro
pesadamente, ya no había rastro de enojo alguno, sólo frustración.
Taichi
juntó las manos para pasárselas por el cabello antes de responder – "A
Hikari le ha dado una crisis" – respiró hondo mientras desviaba la
vista, hacia ningún punto en especial, habló de nuevo, pero ésta vez en
susurros, Takeru tuvo que agacharse a su lado para poder escucharlo –
"Hace tiempo que no le daba una fiebre tan fuerte, desde hace exactamente un año…"
- lo último lo dijo casi en un hilo de voz, olvidando que estaba
acompañado recordó los sucesos de ese año. Se revolvió el cabello con
más insistencia para retirar todo recuerdo, se levantó de improviso,
tanto que estuvo a punto de botar al menor. No pareció darse cuenta de
ello, camino decididamente hasta la cocina para llenar un vaso de agua y
vaciar el contenido en un dos por tres. Yamato lo miró de reojo, pero
no dijo nada. Las palabras parecían sobrar en situaciones como aquélla.
La
fiebre de Hikari había bajado considerablemente, sin embargo aún no
estaba del todo recuperada, por lo que Jou recomendó que se quedara en
casa, al menos por una semana; Taichi aceptó su consejo sin pensarlo, en
realidad, aunque él no se lo hubiese dicho, el castaño habría optado
por esa medida de todas maneras. Pidieron ayuda a una vecina del piso ya
jubilada para que fuera a ver a la menor mientras Taichi estaba fuera,
además, el peliazul la iba a visitar casi a diario para poder monitorear
su avance.
"¿Crees que podremos ir a verla?" – preguntó
esperanzada la pelimorada al terminar la jornada. Hace una semana que su
mejor amiga no iba a clases y aunque ya sabía la respuesta, insistía
cada día con la misma pregunta.
El rubio negó despacio – "Su
hermano me ha dicho que la deje descansar; además pasa la mayoría del
tiempo dormida por los sedantes. Dijeron que era mejor así, porque si
no, podría sufrir otro ataque de nervios. Miya, ¿Sabes por qué está
así?" – Se restregó los ojos sintiéndose cansado, no había podido dormir
bien esos días. Pero su caso no era nada comparado al de Taichi, se le
notaba más nervioso y distraído, seguramente también tenía problemas
para conciliar el sueño, por otro lado, debía de sentirse culpable por
no poder acompañar a su hermana. Sin embargo, si querían salir adelante
era necesario que siguiera asistiendo tanto a clases como al trabajo,
era su último año y no podía darse el lujo de faltar si quería conseguir
un buen puntaje de ingreso a la universidad.
Aún en ese estado,
pudo percatarse que la pelimorada rehuía su mirada. Miyako no estaba
segura de ser la indicada para hablar de algo tan personal. Entonces,
Takeru centró su atención en el chico de los googles, quien de repente,
encontró que la hormiga que trepaba por su pierna era de lo más
interesante. Su última esperanza era Wallace, el que, al contrario de
los otros dos, no hizo ademan alguno por ignorarlo.
"No creo que
seamos los más adecuados para responder esa pregunta. Es algo…" – dudó
un momento – "…complicado para ella, para ellos, en fin, para todos. Sin
embargo, ya eres parte de nosotros, creo que es importante que no haya
secretos entre buenos amigos… te diré lo que sabemos, allá decidirás tú
qué hacer" – Takeru no pudo evitar sentirse agradecido de ser
considerado como un buen amigo.
La chica de los
lentes lo miró preocupada – "¿Estás seguro de hacerlo? Es un tema
demasiado delicado" – Luego se disculpó, no lo decía porque desconfiaba
de él, quien negó lentamente sin perder la sonrisa.
Daisuke se
acomodó los googles, miró a Wallace y luego a Miya para corroborar que
estaban todos de acuerdo, tras resistirse un poco, ella terminó por
ceder – "No me gusta admitirlo, pero este tipo se ha hecho muy
amigo de Hikari y en muy poco tiempo, puede que él le sea de ayuda" – la
seriedad con la que había expresado sus palabras dejó impresionado a
los presentes, al parecer al fin estaba madurando, los dos rubios
tuvieron que aguantar las ganas de molestarlo – "Pero te advierto que si
veo que 'Kari sufre, me las vas a pagar" – en otra oportunidad, Takeru
le habría contestado con una broma o algo, pero advirtió que esa amenaza
era en serio.
Intentando romper un poco la tensión, Miyako se
aclaró la garganta – "Bueno, no es mucho lo que sabemos en realidad;
todo lo que tenemos son simples conjeturas" – la pelimorada abrió su
portátil y comenzó a buscar por sus carpetas de imágenes – "¡Bingo!" –
chasqueo los dedos al encontrar la que necesitaba. Les indicó a todos
que se acercaran para ver el computador.
Dentro se podían ver
fotos de algunos edificios y caminos agrietados, pero lo que más llamó
la atención del menor fue una imagen, algo borrosa, de una especie de
hoyo en la pared de un condominio. Entornó los ojos para ver mejor: era
como si algo, muy grande, hubiese chocado contra el edificio.
"Muy
bien, Takeru." – lo felicitó al ver que estaba observando la imagen que
quería. "Eso no es nada" – movió la barra de la carpeta hasta toparse
con otras imágenes; entre ellas el mismo edificio, no obstante, estaba
como nuevo, sin un solo rasguño.
Pestañeo un par de veces sin comprender – "Arreglaron el condominio, ¿qué tiene eso de raro?"
Wallace
le indicó que observara la fecha de las fotos: 1 día, en tan solo un
día todo vestigio de marca alguna desapareció. Él objetó que podría ser
una foto de antes del incidente, sin embargo, Miyako negó, esa foto la
había ido a tomar ella misma. Y antes de que pudiera volver a protestar,
le dijo que la otra foto provenía de un despacho de un noticiario en
vivo, por lo que la fecha también era correcta.
"¿Y qué tiene que ver esto con lo que sucede con Hikari?"
"Las fotos que te estoy mostrando son de un incidente que ocurrió hace exactamente un año" – Takeru espero a que prosiguiera – "No sé si lo sabes, pero los padres de Hikari también murieron hace exactamente un año"
Daisuke
continuo cuando vio que la pelimorada se estremecía un poco –
"Ciertamente hubo un montón de edificios dañados, pero no al grado de
caerse; si te fijas bien, las grietas son mínimas excepto por la que
viste en esa imagen" – medito un poco lo que iba a decir – "En las
noticias anunciaron que había sido un terremoto, a nadie le pareció
extraño pese a que ningún aparato electrónico dio cuenta que venía" –
Japón era conocido por ser un país sísmico, por lo cual contaba con
tecnología de punta para detectar, y avisar por medio de celulares y
televisores cuando se acercaba un sismo de magnitud – "No culpo a la
gente por creer en eso ya que, efectivamente, la tierra se movió ese
día; sin embargo, estoy seguro que escuche el ruido como de algo
impactarse antes de que eso ocurriera"
"Yo también" – soltó el
rubio al escuchar lo último. Sus compañeros lo miraron sin comprender,
él no estaba aquí hace un año atrás. "Digo, yo también escuche un ruido
antes de que comenzara a temblar en el que ocurrió hace una semana" –
los vio meditar largamente y dirigirse miradas para después asentir.
"Takeru,
esa vez, sólo los que estamos aquí junto con tú hermano, Sora, Mimi y
un vecino mío llamado Iori, escuchamos ese ruido, o al menos fueron los
únicos que asintieron cuando les pregunté" – se acomodo los lentes una
vez más – "Interrogué a mi familia, a compañeros e incluso a otros
vecinos. Ninguno se percató de ningún ruido extraño, sino fuera porque
sabía que no era la única que lo escuchó, habría pensado que me estaba
volviendo loca" - No supo por qué se le vino a la mente la vez en que
habló con Ken sobre eso, por un momento, su rostro sereno se tenso
aunque inmediatamente recobró la compostura, le dijo que debían de ser
imaginaciones suyas y ella prefirió no insistir, tampoco quiso
comentarlo con sus amigos.
Los cuatro se sumieron en sus propios
pensamientos; Miyako fue la que rompió el silencio al darse un palmetazo
en la frente, tan fuerte que los otros saltaron un poco ante la
sorpresa – "Nos fuimos por las ramas. Bueno, volviendo al tema de
Hikari. Te contaré lo que paso ese día" – los recuerdos comenzaron a fluir en su mente…
~O~
Hace un año atrás….
Ese
día acorde con Hikari ir a quedarme a dormir a su casa porque teníamos
que hacer un trabajo para la clase de Artes. Al profesor Matsuda se le
había ocurrido la estupenda idea de dejarnos una tarea para el fin de
semana; debíamos de moldear en arcilla una criatura que saliera de
nuestra imaginación.
Como el fuerte de mi creativo
cerebro no son las cosas fantásticas (de ese tipo), le pedí a Hikari que
me ayudara para ver si así se me ocurría algo. Nos pusimos a ver
películas de fantasía y de terror hasta como las 6 de la tarde. Ya con
una idea más o menos en mi mente, nos pusimos a trabajar. Ella se dedico
a moldear la figura de un gato apoyado sobre sus dos patas; yo en
cambio, sin saber por qué, hice a una especie de ave.
Los
padres de Hikari iban a llegar tarde porque estaban festejando en la
casa de unos amigos a unas cuadras más allá. Por otro lado, Taichi tenía
práctica de fútbol hasta bien tarde pues se acercaba un torneo.
El
tiempo se pasó volando, entonces sentí ese fuerte ruido y luego empezó a
temblar como nunca. Pasado el susto prendimos la tele para ver si
estaban diciendo algo por los noticiarios.
Para alivio de
nosotras, la reportera anunciaba que se trataba de un movimiento menor.
Los daños en algunas viviendas y caminos eran superficiales. Hasta el
momento no había datos de ninguna víctima fatal. Mostraron un montón de
lugares con pequeñas grietas, gente afuera y ese tipo de cosas. Y fue
ahí cuando la cámara recorrió el sector donde estaba ese condominio, fue
tan solo un segundo, me dio la sensación de que el camarógrafo se había
equivocado al filmar ese lugar, pues hizo un movimiento brusco en
dirección contraria. Lo grabé en mi mente y me propuse hacer lo
imposible por tener esa imagen.
Entonces, alguien
comenzó a tocar la puerta insistentemente. Pensamos que se trataba de
los padres de Hikari, o de su hermano, preocupados por si nos había
sucedido algo; sin embargo, al otro lado estaba un hombre que jamás
había visto. Le mostró a Hikari una placa con su identidad, como estaba
un poco más alejada no alcancé a ver a qué institución pertenecía, ya
que además estaba vestido de civil. Ella lo invitó a pasar, pero el
hombre se negó; le dijo que no tenía mucho tiempo, simplemente le avisó
que sus padres sufrieron un accidente y que lamentablemente éste había
sido letal.
Podía ver que la cara de Hikari se
desfiguraba, lo peor vino después. Taichi estaba atrás del hombre,
escuchó todo y lo increpó. Le grito que quién era él, cómo era eso de
que sus padres estaban muertos, de qué maldito accidente le estaba
hablando. En ese momento, ella reacciono y se interpuso entre los dos
hombres, intentó calmar a su hermano. Tras forcejear un poco, tal vez
por la cara de su hermana, no sé, dejó de gritar.
Le
preguntó al hombre por los detalles, éste se encogió de hombros. Se
limitó a decirle que lo del funeral correría a manos de 'ellos', que
luego llamaría para decirles la fecha y se marchó sin decir nada más.
Tuve muchas ganas de perseguirlo y reclamarle por más respuestas, pero
eso habría sido desatinado viniendo de mí.
Hikari y
Taichi parecían en trance. De un momento a otro, Hikari se desmayó, sólo
ahí él reaccionó, la tomó en brazos y la llevó hasta el sillón del
living. Me pidió que llamara al doctor Kido, el número estaba anotado en
la agenda. Mis manos temblaban como nunca, pensé que no sería capaz de
tomar el teléfono. Cuando logré agarrarlo, tuve que hacerlo fuertemente
para que no se me resbalara.
Luego de unos minutos
llegó. Mientras el doctor examinaba a Hikari, Taichi me pidió disculpas y
dijo que lo mejor era que me fuera a casa. Al principio quise negarme,
pero al ver los ojos de él, comprendí que quería estar a solas. Así que
accedí, le di un beso en la mejilla a Hikari antes de marcharme.
No
supe de ella hasta el día del funeral. Se le veía más delgada, a los
dos. Me acerqué para ver cómo estaba y me dedicó una sonrisa. Se notaba
que se estaba forzando a sí misma para no mostrarse abatida, pensando
que debía ser fuerte para no causarle molestias a su hermano.
Fue…
bastante extraño ver a Taichi así, sin su habitual sonrisa, tan…
apagado. Yo también habría actuado como Hikari aunque no sé si con la
misma entereza.
La abrace preocupada pero ella
simplemente se rio diciendo que estaba siendo igual de melodramática que
siempre, que estaba todo bien, que saldría adelante. Ahí me quebré por
dentro, no pude seguir a su lado… salí corriendo con la patética excusa
de que tenía que ir al baño, donde me puse a llorar a mares, no era
justo que ellos sufrieran una perdida tan grande… ¡No era justo!
~O~
Terminado
el relato, Wallace le paso un pañuelo que andaba trayendo. La
pelimorada se sonó estruendosamente pero sin dejar de lloriquear.
"Menos
mal cuando salí me tope con Sora y Mimi, me ayudaron a ocultar que
había llorado. Mi amiga estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por
mantenerse firme, y yo ahí, a moco tendido; no podía mostrarme así ante
ella" – Wallace le dio palmaditas en el hombro y le entregó otro
pañuelo, que recibió el mismo trato que el anterior, el rubio no pudo
evitar arrugar la nariz.
"Para todos fue doloroso verlos así" –
los presentes se sobresaltaron al oír una voz distinta. Para su alivio
se trataba de Sora, Mimi y Yamato.
La pelirosada envolvió a Miya en un abrazo mientras Sora le acariciaba el cabello. Yamato se sentó al lado de su hermano.
"Estuvieron
a punto de separarlos porque los familiares que tenían eran de otras
localidades, y cada una podía mantener sólo a uno de ellos" – recordó el
rubio con el rostro tenso – "En ese momento, el viejo hizo algo que le
voy a deber de por vida: les dijo a todos que él compraría el
departamento que estaba al lado y se haría cargo de los dos. Gracias a
eso, pudieron continuar viviendo juntos" – mientras decía lo anterior,
sus facciones se iban relajando y le dedicó una pequeña sonrisa a su
hermano menor. Takeru anotó mentalmente que le agradecería a su padre el
gesto apenas lo viera en la noche.
"Pero pasas más tiempo en la
casa de Taichi que en la tuya. No te culpo, tu hogar es un desastre" –
se burló Mimi para alivianar un poco el ambiente, las risas no se
hicieron esperar.
"No soy el único, Sora también pasa mucho tiempo allá" – se defendió el rubio mirando picarescamente a la aludida.
Ante
su comentario, la pelirroja se sonrojo violentamente – "Sólo voy a ver
cómo están, me preocupa que Taichi le dé mucho trabajo a su hermana;
además, no…" – su mirada se entristeció un poco – "No quiero dejarlos
solos, siento que debo ayudar en lo que pueda, aunque no sea mucho…"
Mimi
le propinó un certero golpe en las costillas que dejó a Ishida sin aire
por unos segundos – "Sora, no era en serio, no te lo tomes así…" –
ningún efecto, la pelirosada lo miró de reojo, el rubio tragó saliva –
"…perdón" – dijo por fin. Tachikawa asintió aprobatoriamente.
"Quién
pensaría que el gran Ishida Yamato, el más popular del colegio, no sabe
tratar a las mujeres" – todos rieron nuevamente ante el comentario de
la pelirosada – "Takeru, espero que pronto tomes su lugar y le
demuestres cómo hay que tratar a una dama" – le guiñó el ojo de forma
cómplice.
"Si mal no recuerdo, no oí queja alguna cuando éramos
novios sobre mi trato con las mujeres, contigo en particular" – soltó el
rubio sin pensarlo, luego al notar la mirada atónita de todos y el
creciente enojo de Mimi, recordó que todo lo referente a su antiguo
noviazgo era tabú en sus reuniones. Además, lo habían mantenido en
secreto para no tener ningún tipo de problemas en el colegio, dígase,
con las fanáticas del rubio, aunque obviamente los más cercanos tenían
pleno conocimiento de éste. Era de esos tan conocidos "secreto a voces".
Ella
al final lo dejó pasar, después de todo tenía plena conciencia que lo
suyo no había pasado para nada desapercibido entre sus amigos – "Si te
dejé fue por algo" – le mostró la lengua burlonamente. Yamato optó por
lo sano e ignoró sus provocaciones. Obviamente los más entretenidos con
la situación eran los presentes y él no estaba dispuesto a ser el
hazmerreír de nadie.
Lamentándolo, Takeru se puso serio de nuevo,
habían demasiados misterios en lo que Miya les relató. – "Pero… ¿han
podido averiguar de qué accidente se trató?" – Todos negaron – "¿a qué
institución pertenecía ese hombre?" – nuevamente negaron. El rubio
suspiró mientras se frotaba la sien, tenía demasiadas cosas dando
vueltas por su cabeza.
"Pero creemos que todo está relacionado con el ruido que escuchamos antes del temblor" – inició Wallace.
Inoue le pasó el computador para que mirara – "Fíjate bien en el screenshot del condominio".
La
chica de los lentes se ganó toda su admiración, era impresionante que
hubiera notado ese edificio tras la conmoción sufrida, pues se notaba
por la resolución y tamaño de la imagen que ésta era, seguramente, parte
de una fotografía mucho más grande. De alguna manera, se le hacía
conocido; hizo memoria y de repente lo recordó.
"¡Es igual al condominio que hay unas cuadras más allá de nuestra casa!"
"¡Bingo!" – Soltó contenta al tiempo que chocaba las manos con Mimi – "A Daisuke le costó una eternidad darse cuenta".
Daisuke
la miró con odio y masculló algunos insultos que su compañera alcanzó a
oír. Se habrían enfrascado en una discusión si no fuera por la
intervención de Yamato y Mimi. Al final, ambos se cruzaron de brazos y
miraron en dirección contraria.
Al ver la situación, Wallace
decidió seguir con el relato – "Según lo que sabemos, ese día, los
padres de Hikari estaban en casa de unos amigos, los cuales vivían en
ese mismo condominio"
"¿¡No creerás que-!"
"Efectivamente.
Tenemos la conjetura de que sus padres estaban saliendo del departamento
cuando se vieron envueltos en una situación que no esperaban."
Yamato
le señaló nuevamente la imagen del edificio y con los dedos dibujo una
figura –"Lo que sea que haya impactado ese condominio era gigante." –
Takeru tragó saliva dificultosamente, ahora que ponía más atención, lo
que sea que fuera esa cosa tenía forma: una especie de monstro con
brazos y piernas larguísimos. Sintió un escalofrío, eso no le daba buena
espina.
"Takeru, sé que acabas de llegar y aún te estás
acostumbrando a vivir aquí. Sin embargo, hemos visto que ustedes dos han
congeniado de una forma muy especial" – Sora tomó las manos del rubio
entre las suyas, y le pidió: "Por favor, ayúdala. Ella no lo demuestra
pero todavía no se repone de lo que sea que les sucedió a sus padres. Yo
por mi lado intentaré lo mismo con Taichi" – Podría sonar algo egoísta
de su parte, sin embargo, tal vez Takeru era la persona adecuada para
cuidar de Hikari, con ello, el castaño se sacaría un peso de encima,
dejaría de pensar en la muerte de sus padres, en su hermana en todo
momento y quizás, sólo quizás, se daría cuenta de que justo a su lado,
había una persona que siempre estuvo ahí, esperando y velando por él.
Aunque eso no pasaría mientras la herida siguiera abierta, mientras
ellos se negaran a dar el paso crucial, que era algo tan simple como
comenzar a hablar del tema.
Yamato posó su mano en el hombro de la
pelirroja, ella le correspondió el gesto colocando una de las suyas
encima de la de él – "Yo también te lo pido" – le dijo a su hermano.
El
oji-azul observó a sus otros amigos asintiendo como una forma de darle
apoyo, Daisuke hizo lo mismo aunque con menor entusiasmo. Arrugó sus
pantalones sin querer – "Ha pasado recién un mes desde que nos volvimos a
reencontrar, no sé si yo sea la persona adecuada" – sintió que algo
pesado caía en su estómago al ver las expresiones de desaliento de
todos.
Sora apretó sus manos ligeramente para tranquilizarlo – "Sé
que tienes tus propias dudas al respecto, pero los he visto juntos, he
podido notar lo especial de su vínculo, es algo que sólo siento cuando
los veo a ustedes"
"Tampoco te estamos pidiendo que hagas algo
imposible, quizás basta con que estés a su lado" – sugirió Mimi. Los
demás asintieron sin quitarle la vista de encima.
Takeru imaginaba
que no lo hacían con intención, pero podía sentir la expectación en sus
miradas. Por unos segundos su mente se trasladó a otro lugar, lleno de
gritos de gente pidiéndole que siguiera; pensó que la temperatura había
subido de pronto, movió el cuello de su camisa para poder respirar
mejor, se sentía algo asfixiado. Escuchó nuevamente el mismo griterío,
cerró los ojos con fuerza, al abrirlos se encontró rodeado por jóvenes
de cabellera rubia y ojos de color, reclamaban la cabeza de alguien,
exigiendo que era la hora del juicio, empezaron a golpear sus
palmas al unísono, cada vez más rápido, más fuerte, diciendo su nombre.
Entonces observó una mano, manchada de sangre, la quedó mirando largo
rato extrañado… ¡ah! Era su mano derecha, ¿dónde estaba la izquierda?
Oh, agarraba a un niño de la chaqueta, tenía la nariz rota y le pedía
que parara, ¡qué lástima! Era hora del juicio…
"¿Takeru?
¡Takeru!" – Al fin volvió a la realidad, tenía la mirada de todos,
nuevamente, pero esta vez se veían preocupados, por él.
"¿Qué te pasó?" – preguntó su hermano tomándolo del hombro.
Él
lo miró sin comprender – "¿A qué te refieres?" – había dicho con el
rostro inexpresivo. Luchando por no limpiarse el sudor que perlaba su
frente.
Se miraron entre ellos algo extrañados – "Te llamamos y no respondías, parecías en la luna" – respondió Miyako.
"Ah,
estaba pensando en Hikari" – mintió, pero ellos parecieron comprender –
"Haré todo lo que pueda" – dijo finalmente, aún algo aturdido, sin
embargo lo disimuló bien porque nadie pareció percatarse, estaban
demasiado felices por escuchar su respuesta. Takeru aprovechó la euforia
de todos para mirarse discretamente la mano: estaba limpia.
"¿Seguro
estás bien?" – El menor le sonrió al mayor para tranquilizarlo,
alegando que se debía en parte al cansancio de acostumbrarse a otro
horario y porque estaba preocupado por ella, en lo último no mentía.
Como
ya era tarde, decidieron que era hora de volver a sus hogares, así que
se despidieron en la salida. Yamato acompañaría a Sora al supermercado,
comprarían víveres para los Yagami, con lo preocupado que estaba Taichi,
seguramente se le había olvidado que ya no les quedaban muchas cosas
para cocinar. Takeru desistió de ir con ellos, se sentía demasiado
agotado mentalmente, necesitaba darse una siesta reparadora; por lo que
terminaron tomando caminos distintos, antes de separarse, su hermano
nuevamente le preguntó si estaba bien. Él intentó responder de la mejor
manera posible para tranquilizarlo.
Se detuvo un rato antes de
subir las escaleras (no le agradaba usar el ascensor), apretó los puños
enojado consigo mismo por haber recordado esos sucesos. No podía dejar
que esos recuerdos lo consumieran, ahora tenía otras preocupaciones.
Al
volver, el oji-azul vio a Ken saliendo del departamento de los Yagami,
lo saludo con una pequeña referencia, se disculpó y se retiro. Takeru se
extraño un poco de verlo ahí, después de todo había faltado a clases
durante toda una semana, más precisamente, luego del incidente.
Imaginaba que estaría nuevamente hospitalizado pero no parecía ser el
caso. Fijándose mejor, caminaba con dificultad y tenía ambos brazos
envueltos en vendas, por la abertura de la camisa pudo notar que
seguramente su cuerpo presentaba las mismas condiciones.
La figura
de Ichijouji desapareció por el ascensor. Takeru se recargó en la
baranda que delimitaba al tercer piso y pudo observar que el pelinegro
se subía a una van escoltada por dos hombres vestidos de negro. Se fijó
en el interior de la furgoneta en el momento en que él y sus
acompañantes ingresaban al vehículo, tuvo que pestañear varias veces
para asegurarse: ¿eran imaginaciones suyas, o acaba de ver al profesor Akiyama adentro? Estiro el cuello para asegurarse pero las puertas ya estaban cerradas y los vidrios del auto eran polarizados.
¿Qué demonios significaba lo que acababa de ver?
Tuvo un mal presentimiento, la casa de los Yagami estaba demasiado silenciosa…
Continuará…
Notas de la Autora: Mientras
veía nuevamente los capítulos de Digimon 02, comencé a notar lo genial
que es Taichi owo *_* Así que estoy cambiando algunas cosas para incluir
más escenas de él… dentro de lo posible xD!
Pillé unos rankings
en la página oficial de Toei Animation, había una pregunta sobre "¿Cuál
es tu combinación favorita?" o algo así, adivinen quiénes obtuvieron el
primer lugar! *Chan* *Chan* Obvio que Hikari y Takeru! *¬* Malditos
productores! Por qué no escuchan los deseos de los fans? T_T XD
Nadie
ha preguntado, pero lo diré por si acaso: sé que he puesto "romance" a
la categoría y que por el momento no vemos mucho de eso, si eso les
extraña quiero decirles que pretendo ir de a poco con la pareja, para
que vean cómo se va desarrollando su relación, porque hasta este punto,
sólo se ven como muy buenos amigos, saben sobre los atractivos físicos
del otro pero aún no transforman "eso" en algo más. Además,
creo que le da un poco más de realismo el que no se enamoren a primera
vista xD~ eso sí, para que no cunda el pánico (cueck! XD), en el
siguiente capítulo ya veremos un cambio en la relación de Hikari y Takeru, será para bien? Será para mal? También vemos un poco más de Tai, Sora y Yama :3 En general, desarrollaré más las relaciones de ellos en el siguiente capítulo! =)
Undine: esto de republicar se está convirtiendo en una tortura lol xD
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